Comienza el puente y yo realmente sin estar preparado. Ahí fuera llueve. ¡Me encanta el relajante sonido de la lluvia! Dentro de poco he quedado con algunos amigos en Nervión. No sé si nos reconoceremos. A veces pienso que nos estamos perdiendo. ¿Dónde nos encontramos?
Ahora que estamos en silencio y que ya casi nadie me lee, puedo dedicarme a lo mío, a lo propio.Yo pienso sinceramente que nadie debería creer nada de lo que escribo, o al menos debería ser un crédulo razonable. Todos la cagamos, metemos la pata, somos bocazas e inaguantables a veces, y algunos más que otros. Después de todos ellos estoy yo, el campeón del reino. Esto me llena de orgullo pues es una conducta consecuencia de la ilusión, de mi despiste e inocencia (ja) y por momentos de mi ingenio. Bien sé que, en más de alguna ocasión, yendo yo de parranda nocturna, alguno de mis encuentros "verborreicos" pudieron culminar en un bofetón de órdago. Mi empatía animal me salvó casi siempre en más de un embrollo y espero que siga haciéndolo. Pero como no se debe jugar con fuego, ni pongo yo la mano en el fuego por mis aéreas habilidades, me aplico el cuento y ando con pies de plomo procurando ser lo más discreto y comedido posible. ¿Conseguiré mi objetivo? Con que sea parcial me conformo.