Nos incorporamos otra vez a nuestros quehaceres diarios, mientras mi alma se empieza a llenar de colores. Tras la odisea de Villarrobledo, el reencuentro, difícil aunque profesional, con las aulas. Muchos piensan que fuí a la playa. Les dije que no, que no, al Viña Rock. ¡Qué quemote!
Ahora estoy en paños muy menores escuchando el bicho, preparándome para su bolo del viernes en la Premium. Un poco caro pero... estuvieron muy interesantes en el Viña y además es la presentación de el bicho II, aún por descubrir.
Ahora me siento, puedo escuchar mi sonido. No podría decir lo mismo hace unos meses. Si leemos los sueños, está bastante claro que morimos cuando queremos. Paso tras paso con el pecho abierto en dos, para no pillarte por sorpresa. Los desvaríos del corazón son siempre gritos del letargo.
¡Como estamos! Deben ser los medicamentos como dice Bunbury (por cierto estuvo regular, poco rodado). Me voy a por M y luego a ejercitar el cuerpo.
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