martes, julio 14, 2009

De locos y locuras

¿Con qué derecho me llamáis loco hombres y mujeres con vuestros pies anclados en la tierra? Mi corazón escucha vuestras miradas y ve vuestros murmullos de aves de rapiña, escondidas, al acecho. Me duele una pizca como sois pero ni una vuestras palabras. Os intento comprender, será el calor y el aburrimiento o será que también estáis... Podría ser...

Me resulta extraña toda esa gente normal con sus normalidades de mierda. Distintos y diversos pero con un lastre común formando masa. Sois más pero no necesariamente mejores. Tócate los huevos (o las tetas. Sí tetas porque, en temas de autotocamientos femeninos, las prefiero). Y conste que lo digo por vosotros. ¿De dónde nace vuestra maldad? De la envidia, probablemente. De la inseguridad, quizás. De la ignorancia, algo de eso habrá. Es parte de vuestra locura. En ella reside todo aquello que nos va sucediendo en nuestras vidas. Lo que sobra nos hace libres. Si me observas atentamente lo verás, verás mi mirada soñadora y también mi frecuente risa, mi alegría. Las penas van guardadas en la mochila. Me conmueven por su actitud, los más locos, me refiero a niños y ancianos. Ellos pasan, cada uno por sus motivos, de contratos, de convenciones sociales, de etiquetas y de correcciones varias. Se funden por su cercanía, con la raíz más profunda de esa energía también llamada vida y muerte. Quizás estén más cerca del amor. ¡Qué sana locura!

El loco con sus llamadas de atención es diana fácil de comentarios. Es el anticristo en Domingo de Ramos (Marilin Manson con su rareza decía más o menos que dios estaba en la television y le demonizaba por los males de la humanidad), el chivo espiatorio para la normalidad de vuestras vidas, la oveja negra a quien culpar en definitiva. Bien, pues este loco os dice que todo eso no existe. En realidad estamos solos. La locura no es una democracia. Ya me lo decía mi madre -y yo me quede con la copla- no tienen más razón porque sean muchos los que se tiren por un barranco. La locura no te ignora porque la ignores bajo tu manto de piedra. Aquí en cien años todos locos y calvos, sobre todo lo segundo. De otra forma lo dijeron M-clan en uno de sus temas, si yo estoy tan loco tu también lo estás, mucho más loco que yo. O como yo diría tú también estás loco por ver que estoy loco. Si me miras más me bajo los pantalones y si sigues mirando... ¡po toma!

No hay comentarios: