domingo, diciembre 04, 2011

Aleluya

En el transcurso normal de nuestras vidas a veces sentimos algo milagroso en ciertos momentos especiales. No hablo de nada divino, si no todo lo contrario. Es un modo de sentir que siempre está disponible allá por donde vamos. A veces no lo vemos pero no pasa nada, pues esos momentos sencillos llegan. El mundo se nos abre. Las hojas tan verdes, el sol allí arriba tan sonriente mientras una niña pequeña te ofrece su mano para que la lleves a jugar. Ella, tan pequeñita te coge un dedo. Echamos a correr juntos riendo. Todo está claro. Yo haciendo malabarismos con mi vida y ella con una semipalabra ha reinventado mi nombre: Ton. Me tumbo en un banco con mi mente en blanco. Viene otra vez, me rescata de mi letargo y me obliga a seguir jugando. La llevo a un bosque de sombras y luces. Esto no tiene precio. ¡Qué puros son los niños! ¡Qué alegría!

Después por la noche vino el concierto de homenaje a Jeff Buckley con la grata compañía de MP y Sr. P. Simplemente me encantó...

Es fácil resumir la jornada de ayer: Fue un buen día, señores.

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