Nos dirigimos M y yo al Palacio de Deportes de San Pablo, con el tiempo un poco justo, y sabiendo de anteriores conciertos que la acústica del recinto no es buena. El techo del pabellón es metálico y bajo él, se encuentra un amasijo de barras de metal y grandes tuberías, el eco está asegurado. ¿Por qué habrá elegido este lugar en vez de el Auditorio? ¿Quizás por qué era cerrado?. En fin, comienza el concierto con una puntualidad inglesa, a las 10 en punto de la noche. Suena una intro un poco psicodélica con proyecciones de imágenes para animar el cotarro, a lo que sigue El club de los imposibles para venirnos todos arriba. ¡Buen comienzo!
Desde el principio se nota que el sonido no es excelente pero si aceptable aunque la voz de Enrique se oye clara y contundente atravesando la marea de euforia y cantantes amateurs asistentes entre el público (volvía a estar presente la típica pareja de adolescentes chillonas y el machote desatado, perfil con el que a veces podrían también identificarme a mi). En los primeros compases suenan los buques insignia de Hellville Deluxe (tocó sólo 5 temas de este nuevo trabajo) como Hay muy poca gente o Bujías para el dolor intercalados con otros de rock clásico como La Señorita Hermafrodita muy bien adornada con imágenes de Bettie Page (uff). Pronto nos damos cuenta que con los temas más suaves el sonido mejora considerablemente acercándose a la perfección que suele alcanzar habitualmente.
En un momento del concierto el escenario se ilumina en plan puticlub con unas lámparas rojo cabaret para dar paso a los temas más arrabaleros y castizos reconvertidos, en algunos casos, para tugurios ya no españoles si no más bien méjicanos, con un cierto aire a banda mariachi rock tipo los Tarántulas de Abierto hasta el amanecer. Al menos yo me lo imaginaba de esa forma: El hombre delgado y sus chicos en la tasca de mala muerte de tu ciudad. Aquí entraron Sólo si me perdonas (tema muy Raphael) con un ritmo muy acelerado, a doble velocidad, casi loco, El extranjero, Sácame de aquí y Desmejorado, a golpe de banjo con un final griego desatado tipo Goran Bregovic sólo apto para cachondeos, bodas y bautizos. Pueden comprobarlo en este video que grabé ayer:
Voy abreviando que esto se alarga demasiado. No termina de convencerme la versión de Lady Blue en plan rock, me encantaron No me llames cariño reconvertida a blues rock tipo The doors con aires latinos, Porque las cosas cambian que te sube el ánimo, Que tengas suertecita que no la esperaba, Apuesta por el rock&roll donde se nos pidió un euro para la causa y barra libre para toda la peña, Canto muy coreada por el público y por supuesto el estreno en directo de una magnífica versión de Rezaré de Silvio (ya grabada en estudio con Los chulis en 2006, creo) a quién Bunbury destacó como la única medalla al mérito del rock en toda España (y quizás el mundo). El tema como ya sabrán termina con un sevillano siento tanto amor por ti, amor por ti y nos dejó a todos volcados. Ya conocen la predilección de Enrique por el sur (vive en el Puerto) y es que en Sevilla siempre ocurre algo especial, para bien o para mal (se separaron Héroes, aquí subieron al escenario a Phil Manzanera en el tour 2007 de forma única y ahora estrena el Rezaré en primicia). Supongo que éste rezaré le acompañará en lo sucesivo como tema versionado de esta gira, pues ese Macarena de Triana acompaña muy bien a la consabida Virgen del Carmen.
Está claro, este músico se lo lleva de calle hasta dentro de una lata. Muchos conciertos del tipejo éste llevo a mis espaldas y uno espera encontrarse con más de lo mismo. Algo de eso hay, para que negarlo, pero también nos encontramos con mil sorpresas dentro de su sombrero de prestidigitador de corte más bien vaquero. Enrique está en un buen momento, es un animal de escenario y demuestra ser todo un valiente en su sentido más amplío, creando más allá de modas, cotilleos o indipopeos. He dicho y es ley.
Lo mejor:
- Cómo Bunbury sale a flote entre las dificultades.
- Algunas nuevas versiones rock de temas antigüos los sacan del aburrimiento.
- El montaje de luz y sonido. Espectacular.
- Menos público que con Héroes, eso facilita mucho las cosas.
- La duración del concierto, 2:30 horas exactamente sin, prácticamente, interrupciones.
- Esos regalitos de temas menos emblemáticos pero que todos esperamos (al menos yo sí) como No me llames cariño, El Tiempo de las cerezas o Canto.
- El detallazo del Rezaré de Silvio.
- Tocar más temas después de ...Y al final.
Lo peor:
- Qué gran parte del concierto se basará en grandes éxitos conocidos por los asiduos al artista.
- El recinto, cuya acústica no es buena.
- Que no tocara Los restos del naufragio, Canción cruel (guantazo a la prensa) o Irremediablemente cotiadiano.
- Qué la peña cante tanto y justo en tus oídos.
- El precio del concierto fue excesivo para algunos (30 eurazos) aunque si hubieran sido sólo 15 obviamente te pierdes el gran montaje y el pedazo equipo de sonido. Yo desde luego lo prefiero así, para Bunbury digo sí.
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