De vez en cuando nos pegamos un homenaje, como los de Google. Hoy tomaré un par de dados de diez caras, apretaré bien fuerte, levantaré mi brazo con todo el pagüer y los arrojaré sobre la mesa. ¡Sí, conseguiré mi objetivo! ¡Mataré a los malotes! El resultado: 0-0. Vaya, pifia. No podría ser de otro modo. Qué la mala suerte te acompañe si sabes sobreponerte, pequeño aprendiz...
Viva el rol, los juegos de tablero y la madre que los parió. Tacham
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