He de confesar algo. A veces estoy en las nubes y me pongo en standby. También es cierto que cada vez me ocurre menos con el paso de los años. Normalmente, en esos momentos, no pienso cosas de altura y todo es silencio. Otras veces me dedico a imaginar situaciones absurdas y me río un poco con ello. Vamos a contar una de esas.
Recuerdo que, de pequeños, solíamos ir al centro a dar una vuelta. No comprábamos nada o poca cosa pues no teníamos ni un duro pero montábamos nuestras tertulias fantasiosas entre los amiguetes. Un sábado de esos, por la mañana, iba yo con mi hermano por la calle Amor de Dios y vemos salir de la sala x a un vecino, el viejo del bajo. Le llamábamos así y de otras formas más lindas. También le decíamos facha, hijodeputa, cascarrabias, etc... Así de feo y de hostil lo veíamos entonces. Era un militar jubilado que vez en cuando tendía su uniforme en los tendederos. Era serio, desagradable, siempre se quejaba de todo y una de sus ocupaciones preferidas era hacer la vida imposible, día y noche, a los niños que jugaban en el parque. Nos gritaba, nos confiscaba el balón e incluso nos amenazaba con sacar la escopeta (sí, sí como suena). Ni que decir tiene que nos daba un poco de miedo. Nosotros los niños, por nuestra parte y sin ánimo de revancha, intentábamos jugar lo más posible sobre todo por aquello de divertirnos. Pues nada, ya digo, ahí lo vemos saliendo de la sala x y bajando su altanera cabeza al pasar con disimulo a nuestra vera. ¡Cómo nos reímos ese día a su costa!
Es cierto que la posibilidad de entrar en una sala x era un extraño miedo infantil, quizás sólo comparable a asistir al temible concierto que Guns&Roses dieron en Sevilla. Había muerto gente, se decía en el instituto. Eso de las salas x daba asquito. ¡Qué guarrada más grande! Siempre se comentaba aquello de los asientos pegajosos, la gente rara, el ambiente sórdido... Qué tiempos aquellos, ya casi no quedan sitios como ese. No es una desgracia en este caso, por supuesto. En estos tiempos no tiene mucho sentido. Ya hemos mejorado mucho, ahora tenemos internet. Es todo modernidad, todo limpio y secreto, el no va más del 2.0 y los cables.
¿Tenías tú de niño/a algún miedo absurdo? ¿Algo que no te dejaba dormir? ¿Me lo cuentas?
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