foto 1 - Mi mesita en mi cuarto con cara de susto
Lo cierto es que me acompañó desde los primeros momentos de estancia en el piso, cuando aún no había nada. Ahora al verla entre la basura desterrada y repudiada, el corazón me da un vuelco. Miren su cara de tristeza (ver foto 2), hasta parece que abra su boca de asombro y pesar. Soy un miserable, pues mi intención es cambiarla por una cajonera de escritorio más modernita, más útil, más radiante y encima con ruedas. Ultramodernidades de la nueva era, pijadas.
foto 2 - Mi mesita en la puta calle
Sólo me queda un consuelo, tras dejarla allí, monté en el coche y justo parado yo en el semáforo adyacente a la escena del crimen, observo como una señora de no más de cincuenta pilla la mesita y se la lleva. No tardó ni cinco minutos la buena mujer. ¡Qué alivio por otra parte! Ahora estoy más tranquilo, mi mesita formará parte del típico mobiliario jipón de uno de los muchos pisos de alquiler (normalmente de estudiantes y/o extranjeros) que existen en mi barrio. Vaya fiestas se va a pegar la joia...
2 comentarios:
Bueno tio, por lo menos es un final feliz :) Muy bonita la historia.
Con la historia, y viendola entre los contenedores, da una pena la pobre, aunque esto demuestra que aunque a veces de pena, las cosas han de seguir su curso, y que duda cabe de que ha rehecho su vida.
Por otra parte, la mesa se parece a Ike Moisha Broflovski,el hermano pequeño de kyle, asi que los dos han terminado con "patada al nene".
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