El espíritu de las navidades pasadas

Estaba nostálgico recordando el pasado mientras paseaba en la oscura nocturnidad de la noche por calles solitarias, lamentándome por mi actual destino cuando, de repente, aparece ante mi un tipo gordo disfrazado de Ewok y choco con él. Vaya pestazo a alcohol y tabaco que lleva. El estropeado cigarro que cuelga de su boca cae al suelo tras el impacto y al hablar suelta: ¡Pinche guey!, en un extraño dialecto. Después me suelta una parrafada a velocidad luz hiperespacial, que si pendejo, que si huevón, que si chinga tu madre... y yo no entiendo una mierda. Reconozco que siempre necesité subtítulos para entender a las criaturitas del tito Lucas. Entonces rasga su disfraz por el pecho y tras él aparece una pantalla un poco cutrera de la conocida marca Nisu. En él me muestra los siguientes vídeos:






Me quiero morir de puro horror, qué depresión. Estas series animadas me parecían el infierno. Claramente hay mucho mito con los ochenta, como ocurre con todo, había cosas muy buenas, otras regulares y cosas rematadamente malas. Menos mal que estoy a punto de entrar en el año 2010, pienso. En esto, el tipo suelta un solemne eructo que escucho perfectamente tras su disfraz y cae redondo. Sigo mi camino dejándolo allí tirado en la calle. El encuentro me ha dejado más tranquilo, más calmado. Todo tiempo pasado no es siempre mejor aunque siempre me quedarán Dragones y Mazmorras, Los Fragels, Ulises 31 y otras muchísimas más... y por supuesto El Doctor Snuggle, claro. Por favor, diganme que alguno de ustedes conoce esta serie y la veía en su infancia. Grande.