miércoles, marzo 24, 2010

La burbuja, parte 1

1... 2... 3... 14!

Empezamos...

Las burbujas son muy importantes en mi vida. Desde pequeño las veía. Están ahí fuera si estás dispuesto a ver. Al principio tenía que esforzarme mucho para conseguirlo, lo confieso. Tenía mi método, me abstraía como si visitara las nubes enturbiando a propósito mi visión y entonces, aparecían minúsculas burbujas enlazadas danzando en el aire. Recuerdo que, en mi infancia, me encantaban esos juguetes con forma de aro para hacer pompas de jabón, a ser posible con una pegatina de Spiderman. Eran frágiles burbujas, en definitiva. Este ambiente representó para mi un maravilloso escondite secreto, la consecución de bienestar absoluto en mi espacio interior mientras el exterior se tornaba un tanto marciano. No existe la normalidad y lo cotidiano es mutable, ahora lo sé, pero en aquellos primeros tiempos era un extranjero en tierras extrañas impulsado por eventuales golpes de energía (O ráfagas de luz si se quiere...).

Pasaron una serie de años donde las burbujas tuvieron un papel secundario o menor en mi vida. Aún así, en letargo, su burbujeante actividad burbujeaba en la sombra. Entonces, ocurrió algo increíble, fue hace unos pocos meses. En un momento concreto, como quien no quiere la cosa, vi una burbuja gigante parada sobre mi cabeza. Era un gran globo ocular vigilante, transparente eso sí. A veces salían pequeños rayitos eléctricos casi imperceptibles. Acojonaba un poco, lo juros. Probé unos cuantos movimientos y observé que la burbuja me seguía. Qué joía, si incluso emitía también extraños ruiditos, oi, ui, ay,... ¿Cómooooo? No es posible. Qué extrañeza más grande... Pasaré del tema y seguiré mi camino. De pronto, al mirar al frente, la vi a ella: Una mujer con otra burbuja sobre su cabeza. Me pareció deliciosa, dulce, revosante de magia y me miraba con ojillos traviesos. Estaba clavada frente a mi. ¡La veía tan claramente! Mi forma de verlo todo cambió de repente. Estaba claro, ni existían dos burbujas ni ellas estaban fuera. Nosotros dos estábamos dentro de la única burbuja. ¡Vivíamos en la única burbuja de radio infinito del universo! Así es inevitable, claro, sobre todo por aquello del infinito. ¿Desde cuando ocurría ésto? No sabemos aunque tampoco es necesario cuestionar aquello que es, nos dijimos. Dejémonos estar y disfrutar plenamente. ¿Podría ser de otro modo?

Y ahora, a diario estamos dentro de esa burbuja o bien ella procura rodearnos a nosotros. Nos ha cogido cariño, ya no hace rayitos ni cruje. Ocurren, por aquí, extrañezas que ya son cotidianas y forman parte de nuestra normalidad. Ya no hay dudas y visualizamos. ¡Funciona! Chas y aparezco a tu lado. También está aquello de las armas, las voces, las sectas, los satélites, el día de las órdenes o el del fin del mundo. Me dejo mucho porque mi poder no es la memoria, yo sólo soy un pequeño disipador de nubes. No sé, la burbuja representa ese lugar donde cada uno está fatal de lo suyo. Bueno, sí y también parece un zoológico, con animales y ejemplares de lo más gratificantes. Al perrito triste lo convertimos en taza y quedó listo el exorcismo. Ya hablaremos, sí eso, porque eso es otra historia y mucho se quedó en el tintero...

Ya estamos bajo el arcoiris, pequeña Dorothy, caminando sobre baldosas amarillas. Son muchas las alegrías pero ve con cuidado, niña, que aunque en este cuento no hay lobo si tenemos al osito nervioso y ese tiene mucho peligro.

Continuará... Ya si eso...

Enlaces relacionados: La burbuja, parte 2

2 comentarios:

pablo dijo...

Una vez fui al circo y había un tio que hacía lo mismo.

MAYA dijo...

Si quieres ver mas burbujas u otras imagenes igualmente bellas, echa un vistazo...pepeortegasnaps.blogspot