Vuelvo de Zaragoza muy cansado pero realmente lleno. He conocido mejor a una de las personas que yo más quiero. A pesar de ser una auténtica eminencia en su campo es un tipo humilde, sencillo y nada presuntuoso. Aprendo mucho de él. Todo esto lo veo de sus actos y de su saber. Porque él no alardea, simplemente se dedica a trabajar con constancia y buen hacer en aquello que le gusta. Estoy realmente orgulloso de él, como matemático y, por supuesto, como su hermano. Mil besos y abrazos más, hermano.
Fue también un día de reencuentros y muchas sorpresas. Me hizo mirar atrás con reconfortante alegría. Pienso un poco en mi propia vida, en nuestras vidas, en lo vivido y el balance es muy positivo. Agradezco enormemente haber llegado hasta aquí. Pienso en las personas cercanas, en aquellas otras tan interesantes que conocí y a esas otras tan maravillosas a las que tanto amé. ¡Cuánta suerte tuve de teneros a mi lado! ¡Gracias por todos esos momentos! Me alegrará siempre verte de nuevo a ti, a ti y a ti también. No puedo evitarlo, pues algo del amor que sentiste, va siempre contigo convertido en un dulce afecto. Os veré y os recordaré siempre desde ese lugar. A mi también me gustaría ser recordado así. Es bonito, no sé. Dibujo una sonrisa...
Sí, hoy me detuve un poco a mirar atrás. Fueron sólo unos minutos de plácida contemplación. Luego tiramos palante, como suele decirse. Es fácil, creo. Primero un pie y luego el otro, hasta echar a correr ilusionados por estos días. Agradecido marcho con la mochila repleta de bonitas fotografías y de eternas melodías. Gracias de corazón a todos/as los compañeros de viaje. Kisses.
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