domingo, diciembre 11, 2011

Alegre

Fueron grandes maestros los días urgentes. Han terminado, diría yo. Estos primeros días de diciembre están siendo muy buenos. Me siento en paz, sonrío y me río mucho. Me gustan mis amigos, los abrazo porque sí. Me alegro de vivir esta vida llena de experiencias nuevas por descubrir. Viajo a un mundo nuevo, lejos del ruido. Apago un momento el motor. ¿Me llena el depósito, por favor?

Ahora no busco nada. Lo que pido lo doy y lo que quiero en mi lo tengo. Siento calorcillo por mis venas. Tengo sueños increíbles, algunos algo macabros, otros un poco subiditos, otros de viajes y vuelos. Bailo mal pero contento. No me entenderás pero así es. Me siento ligero y con alas, mi vida es un anuncio de compresas ja, ja. Lo veo claro.

En esos momentos de claridad, algo me recordó otra vez que es el amor. A veces en momentos inciertos, éste se manifiesta como una certeza. Te hace renunciar a lo superficial. Es algo inevitable que evitabas sin querer. Pero en su lento crecimiento el velo cae sin más. Algo te empuja hacia la belleza de esa persona. Son pequeñas gotas saltarinas que vienen y van. Callas pero se te nota en la mirada. Se suma a todo lo demás, subes a los altares. Nada puede fallar, piensas, quizás equivocado. ¡Qué más da! Pues si todo así queda, si esto fue todo, esto nos acercó un poco más. Fue bueno ya. Tal vez podría ser aún mejor...

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