sábado, enero 24, 2009

La huida

Separados por un espejo, el niño se acerca a su propio reflejo y mirándose recíprocamente a los ojos se proponen, de mutuo acuerdo, nunca cambiar. Su copia algo más alta, casi el doble, le acaricia el pelo y sin devolver respuesta alguna huye silenciosa hacia una habitación próxima. Allí un deja vu a un pasado lejano le lleva a escribir justamente estas palabras.

1 comentario:

pablo dijo...

cuanto mas cambia una cosa, mas permanece la misma. Eso leí hace poco :)