sábado, noviembre 20, 2010

La burbuja, parte 14

Foto - Un tipo loco por el 14

Un universo onírico lleno de energía fue creado en un sueño que se soñaba a si mismo. Todo se llenaba eternamente de burbujas de colores. Un espectáculo singular para los ojos interiores, un regalo auténtico. Nadie podía llegar hasta allí porque ya estábamos. ¡Ven aquí, ven! Cerremos las puertas de la percepción y abramos otras. Nos veremos transparentes.

Es un buen lugar para existir toda la eternidad donde las burbujas están. Pertenecen a cualquier lugar. Ellas lo saben, dar es expandirse, multiplicarse. Nada les falta luego crecen si se reparten. Todo es chispeante y posible. Por eso, hoy, la burbuja número 14 se permite detenerse un poquito chico. ¿Por qué no? Observa el mundo exterior y siente frío, se vuelve azul. También cambia de color, por ejemplo, cuando rie, llora o canta. En esos momentos se pone rojilla. Una dualidad para girar la rueda en azul y rojo, como el mar y el fuego, como el frío y el calor, el observador observado.

Encontró sin buscar al silencio y alguien estaba dispuesto a escuchar. Se fue a vivir al brillo de sus ojos. Era un susurro leve, una brisa, una voz. La burbuja se queda contigo, a vivir en ti. Caminará siempre junto a ti, te protegerá y estará en todos sitios. Sonrió y se iluminó el mundo. Todas las burbujas se unieron en una sola. Por ahí sigue si quieres verla. Se llama amor.
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