Ayer después de casi un año y algo volvimos a hacer senderismo. Fue en compañía del excelente guía JM y de H, un irlandés muy irlandés. Subimos a El Salto del Cabrero en Grazalema, una ruta de dificultad moderada por aquello de no dar demasiada caña de primeras. Ya saben lo que dicen, si vas a El Salto del Cabrero no te salgas del sendero y si lo haces no te olvides de escalarlo entero. Es un dicho típico de la zona. Si vas a El Puerto del Boyar (punto de partida) pregunta a los montañeros y lugareños que allí veas. Te darán respuestas de lo más variopintas. Lo mismo hasta te dan un abrazo o una palmadita en la espalda.
La excursión salió muy bien, hizo buen tiempo, respiramos aire puro y vimos muchas plantitas y animalitos. Me sentí un poco gurú pues los animales se acercaban a mi cuando les hacía gestos y ruidos. ¡Qué bonito! Dejad que los animales se acerquen a mi. Podría ser, perfectamente, el lema de mi vida.
Me gustó mucho el paisaje de piedra caliza que te vas encontrando justo cuando desde el sendero se ve Benaocaz. Si no fuera por las pinceladas de verde tendría una pinta totalmente extraterrestre.
Como gustó, se repetirá algún que otro fin de semana. Nuestro próximo objetivo está en la misma zona, una montaña llamada El Reloj. Será un poco más duro porque es la más alta del lugar pero sigue entrando dentro de lo fácil y asequible.
Como cierre un poco de filosofía barata llena de tópicos que a mi tanto me gusta y que a ti te hacen rechinar los dientes (jaja): Esto del senderismo es como la vida misma, supervivencia y superación. Siempre estuvimos en el sendero camino a ninguna parte y los esfuerzos terminarán por tener sus recompensas. Tal vez un mojón en el camino.
1 comentario:
Me alegra ver que de vez en cuando se alinean los planetas y salís a hacer alguna excursión. Quedan pendientes unas pocas por la isla...
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