miércoles, abril 20, 2011

El cazador

Nos chutamos una dosis de instinto de supervivencia de la mano de Nacho Vegas (¡Cómo no! Ja, ja, ja...). A veces todo se reduce a refugiarse del frío, morir o matar, tener hambre y cazar, vivir a toda costa... Es el instinto de cazador, el animal que llevamos dentro.

Logré nacer un mes de enero,
tarde ya para el calor.
Me convertí, invierno a invierno,
en un torpe cazador.

Y así partí, y tú habías jurado
ir conmigo hasta el final.
Tardé en llegar algunos años
y algunos más en regresar.

Completamente solo,
bajo un sol abrasador,
grité al perderlo todo
y no reconocí mi propia voz.

Vivía igual que un cazador,
en soledad, sin fe ni amor,
mi presa siempre estaba en otro lado.

A hierro yo viví y maté
y a hierro sé que moriré,
el cielo nunca se ha equivocado.

Y así emprendí el tercer camino,
fui guiado sólo por el viento,
el juez de paz me vio y me dijo:
"ya has perdido mucho tiempo".

Y vi a mi amor y estaba herido,
no me quise detener allí.
Soy cazador, y no persigo
más que lo que huye de mí.

Después de mucho tiempo
recibí tu grabación.
Era de días buenos
y no reconocí mi propia voz, mi voz.

Vivía igual que un cazador,
en soledad, sin fe ni amor,
mi presa siempre estaba en otro lado.

A hierro yo viví y maté
y a hierro sé que moriré,
el cielo nunca se ha equivocado.

Vivía igual que un cazador,
en soledad, sin fe ni amor,
mi presa siempre estaba en otro lado.

A hierro yo viví y maté
y a hierro sé que moriré,
el cielo nunca se ha equivocado.

Y puedo hablar, y aquí sigo aullando como un animal,
el día es breve y próximo está el final.
Hermano, esto es lo único que sé:
tengo hambre y cazaré.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Qué bien sales en la foto, chaval!! Has cogido morenito muy pronto este año.

Espíritu dijo...

Me parto! Es moreno, sí, pero no subestimes el poder de la roña.