sábado, febrero 26, 2011

Las crónicas mañicas 2

Sin saber del todo lo que decía, escribo ayer sobre viajes a alguna parte. Llego a Zaragoza y mi hermano me dice que habían pensado ir al Circo Raluy. Está bien, claro, finalmente es éste un Viaje a Ninguna Parte. Es el circo de la suertecita, donde se grabó el vídeo, donde Bunbury se inspiró para el concepto del disco,... Es la eterna metáfora del payaso y del espectáculo (triste o alegre?) que también hizo, por ejemplo, Freddy Mercury en Show Must Go On. Dejo atrás mis sentimientos para darle al público lo mejor. Suenan los aplausos y al terminar la obra el maquillaje blanco se desliza por la cara.

Estuvimos por las caravanas e instalaciones durante la mañana cotilleando un poco. Después recogimos a P, la novia de mi hermano, y me llevaron a comer a un vegetariano rico, rico. Compartimos todos los platos para probar de aquí y de allá. Todo estaba de lujo. Pinté con tiza el Teorema de Pitágoras en la puerta del servicio (buen método para evitar que ensucien las puertas, pones pizarras). Volvimos a casa a tomar unos tes que trajo mi hermano de China (muy similar al Long Jing que me gusta a mi) y descansamos media horita, yo me instalé en la habitación árabe que tienen por aquí (con la mosquitera parecía que la niña de Los otros haría su aparición...). Fuimos al circo y me reí y disfruté como un crío. Fue un espectáculo clásico pero de calidad. A la salida paseamos por el centro y por la zona chunga. Allí entramos en una tetería a fumar y a beber unas bebidas relajantes (Meto el dedo en la llaga, si fumar ciertas sustancias sin tabaco y alquitrán no es fumar, por que no venden más abiertamente cigarrillos y productos que no sean dañinos. No interesa tal vez...). Luego de vuelta a casa muy cansado y a dormir del tirón. Hasta la próxima...

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