Un tipo que jugaba siempre a la lotería y a los cupones desde que era joven, se lamentaba de su mala suerte: ¡Qué mala fortuna juego todos los días a los cupones y nunca me toca un premio grande! Comentándolo con los amigos en los bares que solía frecuentar, éstos le animaban a seguir jugando pues aunque la probabilidad de ganar es muy baja a alguien le toca, decían.
Cierta noche, de vuelta a casa, to tajao se le apareció un extraño ser, un iluminado.
- Oh, aparición que me iluminas con tu aura, ¿qué quieres de mi? -dijo el hombre.
- No, se equivoca, he debido deslumbrarle con mi linterna. No soy una aparición, señor, soy un matemático -dijo la supuesta aparición.
- Perdón, no lo reconocí, no abundan en estos tiempos.
- Cierto es, buen hombre. Y has tenido suerte, mortal, pues traigo la solución a tu pesar -dijo el matemático con un cierto aire pomposo y chulesco-. Escucha mis palabras. Sé de buena mano, gracias a mis poderes de raciocinio, que llevas mucho tiempo jugando a sorteos de azar y no consigues ningún premio, ¿es cierto?
- Lo es -confirmó el hombre.
- Eso te pasa por confiar en el traicionero azar. Veamos que puedo ofrecerte, ¿te vendría bien un premio de unos 5000 €?
- Perfecto, sería como el quinto premio de la Loteria de Navidad. ¿Qué he de hacer? ¿Rezar? -preguntó el hombre ilusionado.
- Déjate de rezos insensato. Yo te daré la solución. ¿Cada cuánto tiempo juegas a los cupones? -preguntó el matemático.
- Todos los días -responde.
- ¿Y a la lotería?
- Cada año 80 € a la de Navidad y otros 80 a la del Niño.
- Bien, lo que debes hacer es lo siguiente. Deja de comprar cupones y lotería, hazte con una hucha muy grande y mete cada día los 2 € de los cupones y cada año los 160 € de lotería. Al cabo de 6 años cuando abras la hucha tendrás un premio total de 5340 € -sentenció el matemático.
El hombre no respondió y no por sorpresa o impacto, si no sencillamente porque se había quedado profundamente dormido. El matemático lo observó con detenimiento, incluso llegó a darle toquecitos en la cabeza pero no había nada que hacer. Movió la cabeza a modo de negativa y se alejó ocultándose entre las sombras de la noche.
Hasta el próximo post, les dejo que me voy a por una hucha. Ciao
Nota: Que conste que, a pesar de todo, no tengo nada en contra de la lotería ni de jugar a los cupones de la ONCE, que como ustedes sabrán, destinan gran parte (por no decir todo) del precio del boleto a fines sociales.
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