A veces en las películas policiacas y de los bajos fondos salen malotes que molan un montón, por muy hijos de puta que sean. Siempre me gustó el villano astuto y duro, al menos en lo fantástico. Esos tipos curtidos en el fragor de la batalla y de pasado traumático que no flaquean ni cuando han caido en manos del enemigo. Ya saben, suele ocurrir justo hacia el final de la película, cuando ganan los buenos.
En otras películas, con un cierto toque de humor, el malo es ridículo, gracioso e incapaz de plantar cara de forma seria al prota. Este archienemigo da risa o incluso llegas a compadecerte de él. Pueden resultar hasta entrañables.
Existen otros muchos pero me gustaría centrarme en otro tercer tipo de malo muy inusual. Estoy hablando de alguien que es capaz de matar a ancianos de 70 años de edad, a sangre fría y en grupo pero que después se mean encima cuando la policía los arresta. De esos no abundan en los films, sencillamente porque son unos cobardes -y aquí debería decir COBARDES-, y esos sean buenos o malos gustan bien poco. Ya sabrán de quienes hablo, supongo, y no son ni héroes ni villanos dignos. Son sólo mierdas, aquellos comúnmente llamados etarras.
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