Tras varios días de silenciosa y recogida meditación el alumno se dirigio al maestro y le dijo:
- Ya conozco la comtemplación, la paz interior, conozco a mi ego, sé como mantenerlo enjaulado y sé como danzar con él al son del universo. ¿Qué más necesito saber? Quiero ser un gran maestro como usted. Deme el secreto, por favor.
- Sigue meditando, sigue respirando.
- Pero maestro no es justo, hice todo lo que me pidió con disciplina durante mucho tiempo y sólo me pide seguir igual. Estoy preparado para la verdad. ¿Cuál es la verdad? Quiero estar en paz, ser como el agua que fluye. ¿Qué me falta?
- Guarda silencio. Sigue meditando, sigue respirando, sólo eso.
- ¡No me escucha! ¿Por qué no quiere ayudarme? Lo hice todo bien, hice todo lo que estuvo en mi mano, ¿y no fue suficiente? Sólo me pide meditar, meditar, respirar, respirar, respirar... Siempre igual.
- Sí, eso, nada más importante que respirar.
- No es cierto, siempre respiramos, todos lo hacemos. Exijo la verdad, exijo saber cual el secreto espiritual mejor guardado, el que le hace ser un gran maestro. No puedo seguir así por más tiempo.
- Está bien cierra los ojos y aguanta la respiración unos segundos hasta que te diga.
El maestro se situó detrás del alumno con un gran y pesado martillo de madera. Lo levantó y le propinó con él tal martillazo en la cabeza que ésta golpeó violentamente el suelo y allí permaneció envuelta en sangre. El alumno pudo fallecer en aquel momento pero tras varias horas de inconsciencia, éste, despertó ensangrentado con un fuerte dolor de cabeza. Escucho entonces: Puedes volver a respirar. Había vuelto a nacer, sin duda. Al alumno no le hizo falta preguntar, había comprendido cuál era la verdadera lección: Su maestro era un auténtico hijo de puta.
4 comentarios:
Muy buenoooooo! Si señor, ¡leña al alumno! Espero que uses esas dotes de maestro Zen en tu entorno laboral... Jajaja
jajajaja... (Y MAYA no paro de reir en toda la mañana).
Yo si respiro MAESTRO.
Siento comunicaros que no está basado en hechos reales, es sólo un cuento. Además si tuviera que identificarme con uno elegiría el papel de alumno, no porque sea masoquista si no porque tengo mucho que aprender...
Ahhhh.... Bueno..... Que susto.
Eso es lo que dicen siempre los maestros...
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