miércoles, noviembre 30, 2011

Fast food

Debería hablar de lo que acontece. Ya sabéis, del tiempo, de la televisión, del placer de un ritmo progresivamente desacelerado y de lo guapa que estás cada vez que te veo. ¡No es posible! Tal vez me esfuerzo demasiado. A veces me siento como el tercer producto de una oferta 3x2 del Supersol. No te preocupes, esto es sólo un pequeño guiño estético, ya sabes. Algunas frases suenan bien y tienen autoridad. Es por aquello de enseñar un poco las nalgas. Stop, vacío.

Cierro los ojos un segundo y me alejo del ruido. Renuncio al culebrón porque sólo me interesa lo dramático si es ridículamente cómico. Aquí todo huele a cutre deluxe. Mejor no miro o sólo un poco. Sigo siendo un niño deseando jugar a esos juegos de adultos en los que os declarais expertos. Oliver, no tengas miedo de la debilidad, tu tampoco Tom Sawyer. ¡Qué os voy a contar yo! Cierto día, entre pillaje y pillaje, buscabamos a Pipi y nos reíamos hasta castigar el estómago. Así sanábamos de esta locura con un poquito de amor. Stop, silencio.

Muevo mis manos, expreso mis deseos y luego duermo como un rey. La vida es muy valiosa para ser aplastado por ella. Mis pies son para la libertad y el desarrollo. Si molesto me aparto y me siento a contemplar el arco-iris. Abandono nuestro camino y me lo guardo para mi. Ahora sólo quiero comida rápida. Dame un Happy Meal, dame una pizza, dame un Bollycao,... All I want is quality fast food, baby. Stop, calm.

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