Es importante que leas esto, si eres mi amigo. Podríamos decir que son parte de mis credenciales, al menos, en cuanto a amistad se refiere. Posiblemente no estarás de acuerdo pero esto es cosa de dos y, por favor, ayúdame a llegar a buen puerto. Yo por mi parte cuanto pueda y tu harás otro tanto. Al fin y al cabo tendremos que ponernos de acuerdo, al menos un poco, al menos en una zona común.
Te digo por ejemplo, amigo mío, que si quieres alejarte de mi puedes hacerlo sin problemas, eres libre y es comprensible por los motivos que tengas. Cada uno va eligiendo en esta vida lo que quiere o lo que puede. ¿Cómo podría retenerte cuando no lo creo necesario u oportuno? Se trataría de tu voluntad y debo respetarla, soy tu amigo. Por nuestra amistad también, te pido, amigo mío, que te comuniques conmigo. Grítame hasta despertarme de mi letargo. Lo mismo algo te dolió y yo no me di cuenta, no lo vi. Explícamelo, te escucharé y te pediré perdón si fuera necesario. No te guardes tu dolor, por favor. Pues quizás te vayas muy lejos, algún día, y él seguirá allí en tu pecho como aquel octavo pasajero. Un día saldrá y te quemará por dentro en el momento menos esperado. No lo hagas, por favor cuéntame, ya sabes que no quiero ningún mal para ti, pues se supone que eres mi amigo.
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