Un viaje entre amigos siempre es agradable, este viaje, junto con M y el truhán, fue un placer. Placeeerrrrrrrr. Duró algo más de 24 horas (repartidas en dos días) aunque, dada la variedad de lo acontecido, más bien parecen 4 ó 5 días. ¿Qué hicimos? La respuesta llega en clave de telegrama. Viene del pasado, para que luego digan que no hay máquinas del tiempo.
Salimos tarde para variar. Viajamos en coche a Málaga. Conduce M. Encontramos a duras penas la Sala Vivero. Está apartada de la mano de dios. Buscamos dónde cenar algo. Encontramos una tabernita. Buenas gambas y buena ensaladilla. El Betis vuelve a empatar a 3. Que le den. Regresamos a la sala. Meamos donde se pueda. Hacemos cola fuera de la sala. Huele a gloria. M dice en voz alta aquí huele a gloria. Otros de Sevilla se dan por aludidos y nos pasan una ración de gloria en forma de china. Entramos. Es grande y bien acondicionado. Tocan primero los Pájaro Sunrise. Nadie echa ni puto caso. Tocan Hungry Heart. Es del Boss. Me gusta. Los Vetusta se retrasan para variar. La sala está petada pero estamos bien situados. Esto huele a gloria una vez más. Criticamos a los que siempre cantan las canciones en los conciertos. Comienza el concierto. Sonido espectacular. Esta sala es diez veces mejor que la mejor de Sevilla. Bien por Málaga. Cantamos como locos. Euforia. ¡Qué buenos! ¡Qué colocón! Se suceden las bebidas desde la barra cercana. Termina el concierto. A mear y a bailar. Buena música (molan los Gossip). Nos echan del local. Estos dos se comen una papa asá. Yo no tengo hambre. Son los yonkis de la papa asá. Salimos rumbo al Hostal Juanita. Expectación. Conduzco yo. Aparcamos cerca del puerto. El hostal parece un poco rancio y bizarro. Está en la cuarta planta de un viejo edificio del centro. Subimos. El aspecto del lugar es bueno, todo muy blanco. Tenemos sueño, es ya muy tarde. El tipo de recepción rellena lentamente cada una de las fichas con nuestros datos. Insiste, es necesario. Se ve claramente que somos terroristas internacionales. Su mirada lo delata. Nos conduce en silencio a nuestra habitación triple. Está en la quinta planta. Nos da la llave y se va. Entramos y reímos. Hago fotos. El truhán tiene una descomunal erección. Sin comentarios. No tiene pudor. Le hago varias fotos. Sigue vestido, no crean. Reímos. Se apaga la luz. Últimas risas. Dormimos. Nos despertamos a las 11. A la ducha. El agua no llega a fría pero tampoco a templada. Hay poco jabón y gel. Hacemos un duchado de gato*. Salimos al calle. No está vacía como ayer. Está llena de vida y luz. Es Domingo de Ramos. Desayunamos en el bar California. Otra señal. Todo va sobre ruedas. Qué hambre. Volvemos hacia el coche. En la Alameda nos cruzamos con la Pollinica, un paso... digo trono de Málaga. Lo vemos. Esto no es un trono. El trono es donde se caga. Esto es un paso. Totalmente de acuerdo. Rumbo a Torremolinos. Ambiente playero. Qué bonito está el mar. Vemos al crucificado en la arena. Una nueva señal. Comemos pescadito en un chiringo. Luego café, luego helado, luego siesta en la arena. Huele a gloria. Qué brisita. Creo que hasta roncamos. Yo como un oso panza arriba. Nos quedamos solos M y yo. Nos reímos. Nos hacemos fotos. Nos reímos. Pongo cara de perrito. Ella hace una pose estilo The Ring. Reímos. Se nubla un poco al atarcecer. Hace frío. Vuelve éste. Hace más frío. Volvemos a nuestros hogares en un viaje no tan prometedor como el de ida. Es el de vuelta.
*Dícese del aseo personal reducido a su mínima expresión.
Eso es todo amigos. Si alguien quiere el resto de las fotos en mejor calidad, mandadme un correo y ya veré yo, según quién sea, si las envío o le meto una colleja. A cada cual lo suyo.
2 comentarios:
Me encanta la cronica, rapida, directa, entretenida, y orange, digo... amena.
A mi más que la crónica me gusta el viaje... Creo que esa es la mejor forma de expandirse fuera de tu ciudad. Y por supuesto no deja de gustarme esta crónica tan orange.
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