Salir a la calle y pasear en un día soleado es una alegría, ya sea solo o en buena compañía (¡Mucho mejor!). Un arco iris, por ejemplo, me parece algo increíble. Es éste un mundo lleno de prodigios que ignoramos a diario, tubos que echan agua infinita, pantallas que nos cuentan historias, cajas metálicas que nos hacen volar,...
Un día descubrimos juntos el poder. Es un arco iris en nuestra habitación. Es una varita mágica multiplicadora. Es toda la magia para los michitos de dios. Es un regalito. Todo esto existe. Es un sol que sale entre las nubes en un día gris. Es el universo a nuestro alrededor lleno de creatividad. Es una energía que nos rodea pero no nos pertenece. Ya sabemos su nombre guardado en el silencio, pequeños y pequeñas. No es cosa de la líder, ni del señor de los cables, ni de campanilla, ni de la rana atropellá ni de nadie en especial. Es de todos y flota en el ambiente.
Bonitas palabras, filosofía barata (¡Claro! Es gratis), otra vez viene éste con la misma cantinela, palabrería tal vez... Puede... Quizás no creas pero no es necesario. Está aunque lo apartes y decidas no participar. A veces no tenemos fe ni viendo volar un burro (el pobre que mal lo pasó...). No te bajes del carro, la magia existe y puedes participar. Es un juego divertido al que niño jugabas. Ya no, claro, necesitamos pruebas. Necesitamos meter el dedo en la llaga. A ello vamos. Traeremos las pruebas de ese arco iris y dormiremos bajo él cuando se nos antoje.
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