Continúa la racha de sueños largos y muy realistas. Ayer noche fueron dos, aunque los recuerdo totalmente. Dejo constancia aquí, para tener registro por escrito de ellos. Esto es un blog, ¿no?
Del primero sólo recuerdo que estaba muy oscuro y con el cielo todo cubierto de turbulentas nubes negras (¿Influencias de capítulo 4x09 de
Lost que acababa de ver? Podría ser). Yo estaba en una montaña frente a un templo gigantesco y un chino con kimono me abría las puertas para dejarme pasar. A partir de ahí participaba en una especie de juego a vida o muerte. Recuerdo que una de las pruebas era vencer a un lagarto descomunal (¿Influencias de
Humor Amarilllo que hace
sienes de años que no lo veo? Cualquiera sabe) . Tras este sueño me despierto a las 4:40 de la madrugada, voy a beber agua y tengo aquí la sensación de recordar el sueño perfectamente (la próxima lo apunto en ese momento). Vuelvo a la cama sabiendo que me quedan menos de dos horas de sueño, deseando continuar el sueño. No es así pero había otro en la recámara.
Del segundo recuerdo bastante más pero intentaré resumir. Iba yo sólo por los mundos de dios en una bicicleta (¿Influencias del
Sevici? Podría ser) de las malotas tipo
cani (Sí, sí de las amarillitas tipo motoreta) por la carretera en dirección a un pueblo concreto cuyo nombre desconozco. En mi camino voy viendo bonitos paisajes y en un momento determinado la carretera se bifurca en tres caminos. Cojo, sin saberlo, el que lleva a la zona chunga. Allí, en una especie de cancha de
basket du barrio con más mierda que once jamones, dejo la bici y se acerca a mi una anciana mendiga. No sé que quiere pero le pregunto si he llegado a mi destino. Me responde que no. Le dejo a cuidar mi mochila, mi bici y mis cosas mientras yo accedo a una fiesta clandestina en un sótano de un edificio colindante. Recuerdo la fiesta, los rostros de alguno de los asistentes (no conocidos) y algún otro detalle. Al salir vestía otra ropa de mi propiedad y la mendiga me acusaba de algo frente a un policía que quería llevarme a comisaría.
Todos los problemas se solucionaron despertando, aunque no con alegría pues había que currar.