La amistad es una posesión muy preciada...
Ese lugar donde acordamos permanecer por siempre...
Cada día te demuestro mi amistad y te acerco a mi...
Mi miedo a perderte es mi afecto...
No dejaré que te vayas porque no volverás...
Me lo debes, no puedes decepcionarme...
Mírame, mírame soy tu amigo...
Yo, yo, yo quiero de ti...
Te equivocaste, pequeño dictador, la amistad es incondicional y te espera. La amistad no es vasallaje, no es un lugar físico donde anclar sino una andanza del espíritu para expandirse. Es grandiosa y bellamente frágil. Es ese refugio donde llenamos nuestras mochilas para subir la cumbre más alta que podamos alcanzar, por muy difícil que sea el camino y por muy alejados que nos sitúe los senderos a transitar.
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